martes, 15 de septiembre de 2009

NUEVE ESPECIES DE CETÁCEOS EN UNA SINGLADURA DE ZIFIOS DE CUVIER Y GRANDES VELEROS


El jueves 10 de Septiembre partimos del puerto vizcaíno de Santurtzi un grupito de personas provenientes de Tolosa y de la ciudad alicantina de Villajoyosa, dispuestos a exprimir al máximo la nueva singladura marina de Santurtziko Baleak. Además partimos con la premisa de que nunca hay dos aventuras iguales.

Salimos del superpuerto sin contratiempos con mar en calma y viento flojo del NE F2-3. Sin embargo la visibilidad no era la deseada del todo, aunque divisábamos sin dificultad a 5 millas de distancia. La costa aparecía como un espejismo ante nuestros ojos. Y en estas circunstancias apareció entre la neblina una Carabela, La Nao. Es en estas situaciones y conociendo de primera mano la dureza de la mar, cuando admiro un poquito más a aquellos aventureros que se atrevían a cruzar “el charco” en aquellas embarcaciones.


Mientras nos adentrábamos a la mar nos cruzamos con un grupo de 48 cormoranes grande rumbo sur, y una manada de una treintena delfines mular que presagiaba una buena jornada. Y la fue. Vimos un total de cinco especies de cetáceos, entre los que destacó, por su abundancia y buenas observaciones, la decena de los raros Zifios de Cuvier.



Cormoranes grande

macho Zifio de Cuvier

Dos imponentes veleros decoraban el horizonte hasta que aparecieron las ballenas, los rorcuales común, el segundo ser mas grande que existe sobre la tierra apareció en las zonas de máxima profundidad marina. Vimos tres ejemplares, dos de ellos cerquita del barco, donde los verticales resoplidos y los inmensos lomos me siguen poniendo la piel de gallina. Las cargas de los delfines listado y la aparición de las anchas aletas dorsales de los Calderones de aleta larga completaron una jornada intensa de cetáceos.


En aves marinas, tampoco decepcionó en absoluto. Sobre todo porque no teníamos un viento, que digamos, lo mejor para las aves marinas. Los vientos de componente Este, el que viene de la costa francesa, barre la mar hacia el interior del Atlántico. Sin embargo, una mar con muchas sergueras y “bitxetakos” de Atunes blanco (Bonitos del Norte) nos indicaban que había comida en abundancia.

Rorcual común

Calderón de Aleta Larga

Y donde hay comida, hay fauna. Así, al de dos horas de partir vimos grandes balsas de pardelas tanto de capirotadas, como grupos mixtos de cenicienta y sombría. Al fin, conseguí avistar mi primera Pardela Baroli (chica) de la temporada. Págalos grande, buenos grupos de alcatraces juveniles, algo más de una veintena de Gaviotas de Sabine, Charranes común y ártico nos tuvieron entretenidos.

Balsas de pardelas

Sin embargo son las aves terrestres, las que más sorprenden a nuestros nuevos aventureros alicantinos y tolosarras. Verlos tan alejados de tierra, y en algunos casos unos pájaros tan pequeños como un Carricerín común. En una de las ocasiones un juvenil de Cormorán grande visiblemente agotado optó por posarse en el barco… y lo hizo en medio de la gente en la cubierta de babor (izquierda). Y aquí es donde se ve la cultura de no agresión a los animales de los ingleses. Un pasajero, con pinta de armario empotrado, lo cogió con la delicadeza que se puede coger un ave con semejante pico y lo puso enseguida en libertad.

Cormorán grande

Después de una romántica puesta de sol, nos despedimos hasta la mañana siguiente. El viernes amanecimos pasada la isla bretona de O´uessant… y eso que tuvo que venir un helicóptero al anochecer para desalojar a un pasajero de avanzada edad. El tiempo era malo… mucho viento de E-NE F6-7 que levantaba olas y hacían borreguitos. Esta ola si bien no movía en absoluto el barco, si hacía poco viable la localización de los cetáceos más pequeños, como las marsopas. Aunque algunos fulmares y págalos sí se dejaron ver.


Así que decidimos disfrutar de las comodidades del barco y aprovechar el tiempo, en ampliar nuestros conocimientos con una amena charla fotográfica con los cetáceos y aves marinas que pueblan nuestras aguas. Tras llegar a Portsmouth y tomarnos unas pintas observando la “fauna” local, embarcamos de nuevo en el Pride ya de vuelta.

El tercer y último día amanecimos como estaba previsto cinco horas y media antes de volver a doblar O´uessant, para adentrarnos al Golfo de Bizkaia, rumbo a los barrancos marinos franceses. El viento de componente Este seguía soplando con intensidad para ir amainando a medida que avanzaba el día y haciendo que la navegación fuese muy cómoda.

Antes de llegar a O´essant se observaron como viene siendo habitual, grupos de paíños común y Leach, fulmares, págalos grande, parásito y pomarino, Gaviotas argéntea y sombría, y los gigantones gaviones... también un pequeño grupo de chorlitejos grande con un Correlimos común. Sin embargo los cetáceos brillaban por su ausencia, hasta que doblamos O´uessant y todo cambió de manera radical.


Y es que apenas una hora después se vieron los primeros grupos del cetáceo más pequeño, las marsopas… pero es que mientras nos acercábamos a las postrimerías de los barrancos marinos y en apenas una hora, disfrutamos como locos de cinco especies de cetáceos… además de las marsopas, vimos delfines común y mular, Rorcual aliblanco y una hembra de Orca.

Indudablemente la observación de orcas es lo más estimulante y gratificante del ferry. Todos los que estábamos en cubierta, tanto nosotros, como los holandeses, franceses e ingleses, tuvimos un subidón de adrenalina en cuanto cantamos en inglés y castellano… uno de los mamíferos más formidables que existe….ORCAAAAA…. KILLER WHALEEEEEE.


Antes un pequeño resoplido arbóreo y una aleta dorsal alta y oscura nos tuvieron en vilo durante unos minutos, hasta que al final salió totalmente fuera del agua y se le vio la característica mancha blanca del costado. El éxtasis de la jornada fue cuando empezó a dar grandes saltos fuera del agua para caer de costado y levantar una gran ola. Este comportamiento lo repitió media docena de veces.

Durante el resto del día las cargas incesantes de los más de 450 delfines comunes que vimos en grupos de tres y veinte ejemplares nos tuvieron muy pendientes de lo que acontecía en la mar. Ellos y la hembra del Cernícalo vulgar que se nos acercó, la Paloma mensajera que se posó en cubierta y a la que dimos agua, las golondrinas común que hicieron un alto en su migración y los formidables números de las gaviotas de Sabine que con 173 ejemplares contabilizados… hacen que este día sea inolvidable.


Un saludete

Gorka Ocio